Carta para el voluntariado ambiental

Campo de voluntariado ambiental Ecocampus-UAM. Parque Nacional de Cabañeros, Agosto de 2013 (Fuente: Marta Casado López)
Autora: Marta Casado López
Titulación: Ambientóloga con Diploma en Estudios Avanzados por la Universidad Autónoma de Madrid (Doctorado Interuniversitario de Educación Ambiental)
Empleo actual: Educadora e Informadora Juvenil en el Ámbito Social y Ambiental
Contacto: marta.casadolpez@gmail.com

Querido/a voluntario/a ambiental:

Hoy es tu Día Internacional según las Naciones Unidas. Sin embargo, hay muchos días del año en los que tu labor es fundamental y digna de ser celebrada. Con esta carta quiero afirmar la importancia que tienes en nuestro planeta y expresar mi agradecimiento, no solo a ti, sino a todas las personas que hacen posible que formemos parte de este movimiento participativo de ciudadanía, en algún momento de nuestras vidas.

Gracias a tus ganas de soñar con un mundo más sostenible, se llevan a cabo diferentes proyectos e iniciativas que tienen un impacto positivo tanto en tu entorno más próximo como en tu persona. En muchas ocasiones, parece que los voluntariados sociales son los programas que pueden llegar a generar y satisfacer nuestras motivaciones solidarias. Sin embargo, los movimientos y espacios de participación ambiental también pueden hacerlo.

Uno de los agentes sociales cuya función juega un importante papel en el compromiso por el desarrollo sostenible, es la Universidad. Además, socialmente, cabe destacar su papel como espacio para estimular una ciudadanía activa, creando una conciencia y fortaleciendo la cohesión grupal para ir caminando y enfrentando juntos, las situaciones que aparezcan. Su actividad educadora y potencialmente sensibilizadora, entre otras, y su visión de avance y futuro, son de suma importancia y muy interesantes en proyectos dirigidos a la comunidad universitaria para hacerla partícipe en la construcción de un mundo menos dañino para el medio ambiente.

En mi caso, descubrí el voluntariado ambiental en la Universidad. A priori, pensaba que mi labor no estaría ligada directamente a las personas. Estaba equivocada, ya que todas las acciones estaban encaminadas a sensibilizar a la comunidad del campus. La oficina de medio ambiente fue el espacio de encuentro para estudiantes con diversas inquietudes, personalidades y motivaciones, pero con un objetivo común: despertar conciencias ambientalmente dormidas, empezando por la nuestra propia. Gracias al equipo responsable de la coordinación, nuestra mirada fue poniendo la atención en conocer los problemas socioambientales que estaban aconteciendo en el entorno más local, bajo un punto de vista global. El funcionamiento del espacio bajo principios de la educación ambiental y mediante comisiones, junto con encuentros formativos, hicieron posible la creación de un grupo con una inteligencia colectiva muy potente. Además, la toma de decisiones compartidas, como uno de los niveles más alto de participación, era parte de la filosofía del programa, lo cual generó que las personas tuviéramos mayor protagonismo y sentimiento de pertenencia al mismo.

Con el paso del tiempo surgieron otros proyectos interuniversitarios, gracias a los cuales la acción voluntaria se trasladaba a otros escenarios como, por ejemplo, los Espacios Naturales Protegidos, experiencias de voluntariado muy enriquecedoras por varios motivos, ya que ofrecen una oportunidad única de intervención y formación, de forma práctica, para aprender cómo funciona su gestión. Estos programas también generan lazos que unen emocionalmente a las personas, ya que se generan espacios de convivencia intensos. Es por ello, que los vínculos pueden perdurar en el tiempo y promover relaciones importantes entre las personas que han formado parte de esas experiencias comunes.

Quizás hayas ya experimentado estas impresiones o algunas otras, no mencionadas. Lo que sí es común a todas las personas voluntarias es que conseguimos desarrollar competencias y habilidades emocionales, sociales e intelectuales, que se integran en nuestro ser y nos ayudan en otros ámbitos de nuestra vida.

Desde mi experiencia, tuve la gran oportunidad de experimentar y entender qué significa realmente participar en la sociedad. En la actualidad, practico la misma metodología que aprendí hace tantos años, basada principalmente en la escucha de las necesidades e inquietudes de las personas, para ayudarlas a cumplir sus sueños.

Como persona voluntaria, debes apreciar y dar importancia a tu labor en el día a día, para continuar creyendo en que juntos podemos lograr el cambio, por pequeño que éste sea. Y el trabajo en equipo es fundamental para lograrlo.

"Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo"
Eduardo Galeano (1940-2015), periodista y escritor uruguayo.

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