La otra víctima

La bomba de Hiroshima acabó con la vida de, aproximadamente, 100.000 japoneses, y en sus proximidades desapareció prácticamente todo rastro de vida de vegetal, animal y humana (Fuente: eveningstandard.in)
Autores: Sonia Vega García, Sergio Martínez-Campos Gutiérrez

Ayer, día 6 de noviembre, fue el Día Internacional de la Prevención de la Explotación del Medio Ambiente en la Guerra y los Conflictos Armados. Y es que, indudablemente, el medio ambiente resulta ser una víctima más que sufre en silencio durante este tipo de acontecimientos.

La guerra puede llegar a ser una de las actividades más destructivas (si no la más) desempeñadas por el ser humano. Desde principios del siglo XX la carrera armamentística ha conducido a una potencia de fuego sin precedentes, capaz de causar gran destrucción en vidas, en el paisaje y transformar por siempre la orografía del territorio. El medio ambiente acostumbra a ser otra víctima en estos conflictos, bien directamente por los combates o indirectamente por sus consecuencias. Las principales causas de degradación ambiental por los conflictos armados son:

 Obtener una ventaja militar, ya sea destruyendo bosques y cultivos, contaminando pozos, etc. Un ejemplo famoso de ello fue el ocurrido durante la Guerra de Vietnam, cuando el ejército estadounidense roció los bosques y manglares vietnamitas con Agente Naranja (un herbicida con graves efectos sobre la salud y el medio ambiente) para acabar con la ventaja de los guerrilleros del Viet Cong. Se destruyeron unas 4,5 millones de hectáreas de bosque que aún no se han recuperado. Asimismo, reducir los campos de cultivo del enemigo supone diezmar sus fuentes de alimentación, tanto para el ejército como la población civil, lo que conlleva la merma de la moral de la población e inestabilidad por revueltas en busca de alimentos y otros recursos básicos.
Las avionetas estadounidenses descargando Agente Naranja sobre las selvas vietnamitas (Fuente:vietnamveterannews.com
 Fruto de los propios ataques, como daños colaterales al combate. Por ejemplo, durante la Guerra entre Israel y el Líbano en el año 2006 se bombardearon fábricas y complejos industriales que liberaron gran cantidad de compuestos tóxicos. En ese mismo conflicto se produjo también un importante derrame de petróleo en el Mar Mediterráneo debido a un bombardeo en las costas del Líbano.

 Falta de gobernabilidad en los territorios que entran en conflictos armados, ya que el Gobierno deja de tener poder en esas regiones, que además, muchas veces se encuentran en manos de guerrillas o grupos terroristas.

 Aumento del número de refugiados. Por desgracia, actualmente son muchos los conflictos armados con refugiados por todo el mundo: la Guerra Civil Siria, la guerra contra el Estado Islámico, el Conflicto de Cachemira entre Pakistán e India, la Guerra Civil Somalí, la "limpieza étnica" de los rohingyas de Myanmar, etc. La ONG Acnur estima que existen aproximadamente 25,4 millones de refugiados en todo el mundo.

Estos hechos obligan a miles y miles de personas a huir de sus hogares, provocando grandes movimientos de gente que debe asentarse en un nuevo territorio, dando lugar a los campos de refugiados. Ello deriva en contaminación del suelo y de las aguas, ya que normalmente los asentamientos de refugiados carecen de infraestructuras para tratar los desechos humanos y los residuos.

Cientos de miles de refugiados rohingyas viven aglomerados en Bangladesh en condiciones deficitarias (Fuente: fotografia.folha.uol.com)

• Sobreexplotación del medio ambiente para obtener financiación. Un ejemplo concreto de ello son los minerales de sangre, como el coltán, que se obtienen a menudo de minas bajo el control de organizaciones violentas. Dichos grupos armados obtienen financiación mediante la venta de estos minerales a través de intermediarios que hacen la vista gorda, a pesar de las graves violaciones de derechos humanos que se producen en estas explotaciones, para finalmente acabar en manos de las grandes compañías tecnológicas. El 80% de las minas de coltán se encuentran en la República Democrática del Congo, y su explotación ilegal conlleva la destrucción del ecosistema, destruyendo el hábitat de los gorilas, especie que se encuentra en peligro de extinción, además de las penosas condiciones de los trabajadores.

• Los ensayos nucleares con el propósito de evaluar y determinar el potencial destructivo o rendimiento de las armas nucleares. No se trata de hechos de guerra como tales, pero forma parte de la industria armamentística. Los ensayos nucleares empezaron a realizarse en 1945 y se han ejecutado casi 2.000 pruebas hasta el presente, provocando graves problemas para la humanidad y el medio ambiente, debidos, por ejemplo, a la lluvia radiactiva (además, por si esto pareciese poco, fueron los ensayos nucleares los que crearon a Godzilla).

Godzilla (Fuente: mountainx.com)
Paradójicamente, en determinados casos concretos, han sido los conflictos armados los que han desembocado en la conservación del entorno natural. Uno de estos casos concretos es el de Colombia. Colombia lleva ya más de 50 años de conflicto armado entre el gobierno, las FARC-EP (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), grupos paramilitares y carteles de la droga. Debido a la guerrilla y la existencia de campos minados en determinadas áreas, apenas ha habido actividad humana. Pero el coste social de esta conservación es demasiado elevado, y, además, ¿qué sentido tiene la conservación del medio ambiente mediante la violencia?

Por otro lado, en este mismo conflicto también se han producido graves daños al medio ambiente, como derrames de petróleo producidos por las FARC, deforestación por narcotráfico o la minería ilegal para la financiación de los grupos armados.

Las guerras no dejan más que miseria a su paso: heridos y muertos, ciudades destruidas y un medio ambiente degradado. Miseria capaz de trascender en el tiempo afectando también a las futuras generaciones. Si destruimos el medio ambiente y, por tanto, los medios de subsistencia, ¿qué paz podemos esperar?.

Fuentes de consulta:

"Toda guerra es un síntoma del fracaso del hombre como animal pensante"

John Steinbeck (1902-1968), escritor estadounidense ganador del Premio Novel de Literatura.

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