¿Es el reciclaje la única solución? La regla de las 3 "erres" del consumidor ecológico

Bolsas de tela para fruta y verduras. Llevar nuestras propias bolsitas es una forma de reducir el consumo de bolsas transparentes de la sección de frutería del supermercado (Fuente: Divulga_medioambiente)
Autores: Sergio Martínez-Campos Gutiérrez, Sonia Vega García

Actualmente, una de las principales actividades para reducir nuestra huella ambiental es el reciclaje, ampliamente promovida por los medios de comunicación. Mediante esta idea nos animan a separar nuestros residuos en los diferentes cubos. Es por ello que todos conocemos que los envases de plástico y las latas se depositan en el contenedor amarillo, en el azul debe tirarse el papel y el cartón, en el verde redondeado debe ir el vidrio y, finalmente, la basura orgánica en el verde oscuro o gris.

Una campaña para favorecer el reciclaje en Leganés (Madrid) llevada a cabo por la marca Kukuxumusu y Ecoembes. Para lograr el objetivo se propuso un reto: si Leganés conseguía incrementar en 2017 el reciclaje se decorarían los contenedores de vidrio con imágenes de la marca. A esto se le denomina Merchandising ecológico (Fuente: Divulga_medioambiente)
Por definición, el reciclaje es el proceso por el cual se convierten los desechos en nuevos productos o materia prima para su posterior utilización, pero ¿resulta el reciclaje una solución a nuestra gran producción continua de desechos? Sí y no. Por un lado, cuando reciclamos generamos materias primas, reduciendo así los costosos procesos de extracción de estas, al mismo tiempo que evitamos grandes acumulaciones de residuos en los vertederos. Pero por el otro lado, el proceso de transformación de estos elementos requiere mucha energía, y es que además, en lugar de reciclar, podemos evitar generar tanto residuo. Por ejemplo, ¿es necesario comprar un producto con una doble envuelta de plástico? ¿o comprar varias latas de refresco pequeñas cuando podemos optar por la de dos litros? Si al ir a comprar a tu tienda habitual has llegado a pensar en estos aspectos puedes empezar a considerarte un consumidor ecológico, ya que estás empleando la regla de las 3 erres: reducir, reutilizar y reciclar.

La regla de las 3 erres consiste en desarrollar hábitos de consumo responsables. Para ello, en primer lugar, tenemos que tener en cuenta la primera norma: reducir. Si reducimos los desperdicios que generamos reducimos el daño ambiental producido. No solo hablamos de objetos materiales, sino también reducir el consumo energético. Tareas tan sencillas como evitar los productos que porten excesivos embalajes, utilizar jabón sólido en vez de líquido, o llenar la carga de nuestra lavadora y lavavajillas reducirá enormemente los desperdicios generados.



Botellas de acero inoxidable rellenables. Reduce el consumo de botellas de agua de un solo uso (Fuente: Divulga_medioambiente)
Aunque consigamos reducir los desperdicios que generamos, no podremos evitarlos todos. En este punto es necesario empezar a aplicar la segunda regla: reutilizar. Cuando reutilizamos no hacemos otra cosa que darle al desecho una segunda vida útil, que evitará el coste de energía que se emplea durante el proceso de reciclaje. La reutilización es una regla que depende de nuestra imaginación, y puede ir desde el simple hecho de reutilizar las bolsas de la compra una y otra vez, hasta convertir el recipiente de un champú en un recipiente para nuestros bolígrafos y lapiceros.

Hacer jabón casero a partir del aceite reciclado de los fritos es una forma excelente de reutilizar un desecho común de nuestras cocinas (Fuente: Divulga_medioambiente)
Ya en última instancia, cuando no sea posible ni reducir ni reutilizar debemos considerar el reciclaje. Si bien con el reciclaje podemos recuperar algunas materias primas ¿qué es lo que conlleva? Aparte del mencionado coste energético, su eficiencia nunca será del 100%, exceptuando el caso del vidrio. Además, ciertos materiales solo se pueden reciclar un número finito de veces, y perderán calidad y algunas de sus cualidades durante el proceso.

Aplicando el método de las 3 erres en nuestras vidas cotidianas nos aseguramos de reducir el impacto individual que ejercemos sobre el planeta. Sin embargo, queremos señalar también la existencia de otras normas con el mismo propósito. Un ejemplo: el grupo ecologista Greenpeace sigue la regla de las 6 erres. Estas nuevas 3 erres, como veremos a continuación, son algo más complicadas de aplicar, ya que no solo implican un cambio en nuestra vida cotidiana, sino también en nuestra forma de consumo. De esta forma, antes de reducir es necesario repensar (o reflexionar), es decir, ver cuáles de nuestras necesidades son prescindibles y cuáles básicas. Por ejemplo, ¿es necesario usar gomina para el pelo o podemos prescindir de ella?. Después, debemos reestructurar nuestro modelo económico, pasando de un modelo capitalista a otro que se base más en satisfacer las necesidades conjuntas que las individuales. De esta manera, rechazaremos también todo aquello que pueda significar un impacto negativo para el medio ambiente. Por último, tras las 3 erres tradicionales, se propone redistribuir todos los bienes de consumo a la sociedad, con el fin de que todos tengamos acceso a los mismos recursos y seamos más conscientes de sus limitaciones.

Y aún hay más, existe la regla de las 8 erres. Tras redistribuir los bienes debemos reclamar nuestros derechos por un medio ambiente digno, tal y como proclama nuestra Constitución en el artículo 45. Actividades que supongan un perjuicio para el medio ambiente deberían ser punibles, pero sin las reclamaciones pertinentes esto resulta imposible. Por último, la octava erre implica a las redes sociales. Está perfecto seguir estas reglas, pero ¿por qué no compartirlas con el resto de la sociedad  y darles el máximo de difusión? Si solo se implican unas pocas personas el cambio será mínimo. Para ello debemos aprovechar la ventaja que nos ofrecen estos servicios.

(Fuente: Divulga_medioambiente)
La cultura de usar y tirar en la que estamos inmersos conlleva una gran generación de residuos, pero en nuestra mano está el poder decidir qué tipo de consumidores queremos ser y cuál va a ser nuestro impacto en este planeta, de momento el único que tenemos.

Fuentes de consulta:

"El mejor residuo es aquel que no se genera"
Dicho popular.

1 comentario

  1. Un artículo muy interesante. Está claro que un estilo de vida basado en un procesamiento lineal de los productos y con una meta económica de conseguir MAS (más carreteras, más centros comerciales, más casas, mas "cosas"), nos es sostenible y esta condenado al colapso en un planeta de recursos limitados.
    Las distintas variantes de la regla de las Rs, nos proporcionan las directrices para poder cambiar nuestra concepción de los productos, tomando un sistema de procesamiento circular, en lugar de lineal, y cambiando el objetivo de nuestra economía, pasando del tener MAS "cosas" a tener MEJORES "cosas" (mejor sanidad, mejores trabajos, mejores oportunidades para sobrevivir en el planeta...).
    Estos vídeos explican más detenidamente estas ideas:

    https://www.youtube.com/watch?v=9GorqroigqM
    https://www.youtube.com/watch?v=cpkRvc-sOKk

    Además, la aplicación de estas reglas no solo se centra en cambiar al sistema, si no también a las personas, educándolas y haciéndolas consumidores más responsables, lo que, en mi opinión, es la clave para cambiar la sociedad.

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