El ecosistema que hay en ti

(Fuente: Divulga_medioambiente)


Cuando hablamos de ecosistemas, la imagen mental que tenemos de este concepto podría ser la de un bosque, un desierto, un río o cualquier otro paisaje natural con los organismos que lo habitan y las relaciones que se establecen entre todos sus componentes. Sin embargo, teniendo en cuenta la definición de ecosistema, ¿podríais considerar vuestro cuerpo como tal?

Prácticamente cada centímetro cuadrado de nuestro cuerpo, tanto en el exterior como en el interior (incluso nuestro cerebro), esta colonizado por distintos microorganismos que mantienen una serie de relaciones entre sí y con el cuerpo humano. Este conjunto de microorganismos se denomina microbiota, y lo conforman bacterias, hongos, virus, protozoos entre otros. En nuestro cuerpo se estima que por cada célula humana hay 10 de microorganismos, los cuales han coevolucionado y desarrollado múltiples relaciones con nosotros, la mayoría beneficiosas y necesarias para el correcto funcionamiento de nuestro organismo.

Se ha descrito que la microbiota humana es muy diversa y dinámica, pues su composición está influenciada por muchos factores, de los que se destacan: la dieta, la localización geográfica, la edad, el modo en que se nació (parto o cesárea), factores genéticos, las enfermedades que se padezcan o la medicación que uno pueda tomar, como por ejemplo los antibióticos.

Por otro lado, también se ha visto que existe una alta transferencia de microorganismos entre el medio y el huésped. La conexión existente entre estos microbios ambientales y nuestro cuerpo es muy relevante para nuestro estado de salud. Sin embargo, actualmente, con la urbanización, el éxodo de personas de áreas rurales a la ciudad y el aumento de las condiciones de higiene, en especial en los alimentos, se está induciendo a que se pierda contacto con el entorno natural y, en consecuencia, con algunos microbios importantes del mismo.

No olvidemos que también existe un intercambio de microorganismos entre los propios seres humanos, como, por ejemplo, a través del tacto o los besos. De hecho, se ha descubierto que en un beso de 10 segundos pueden intercambiarse aproximadamente 80 millones de bacterias.

Existen multitud de casos en los que la microbiota mantiene una relación positiva y necesaria con nuestro cuerpo. Por ejemplo, se ha comprobado el papel fundamental de la microbiota en el desarrollo de tejidos. Según unos estudios llevados a cabo en 2002 por el equipo de Stappenbeck se averiguó que ratones sin microbiota (gnotobióticos) presentaban menos vasos sanguíneos y linfáticos en el intestino que los ratones normales. Concretamente, esta disminución se apreciaba en las microvellosidades intestinales, unas prolongaciones de las células del intestino que sirven para aumentar el contacto de las mismas con la superficie interna, lo que se traduce en una peor absorción de los nutrientes. Cuando se inoculaba la microbiota del intestino de un ratón normal a los gnotobióticos, en 10 días la vascularización del intestino se normalizaba (Figura 1).
Figura 1. Vascularización de las microvellosidades del intestino de ratón. A) Ratón gnobiótico B) Ratón gnobiótico con microbiota de ratón normal tras 10 días C) Ratón normal. Se observa que en aquellos ratones sin microbiota (A), la vascularización de  las microvellosidades del intestino (marcado en verde) es menor que en los ratones normales (C). Posteriormente, tras inocular microbiota intestinal de ratones normales a ratones gnobióticos, la vascularización de las microvellosidades de estos últimos adquiere un aspecto similar a la de los primeros (B) (Fuente: modificación de Stappenbeck et al, 2002)


También, la microbiota desempeña un papel fundamental en la inducción, desarrollo y funcionamiento del sistema inmune del huésped. Esto es particularmente evidente en los ratones gnotobióticos, los cuales se caracterizan por tener un tamaño más pequeño de ciertos órganos del sistema inmunológico y un número reducido de células inmunes. Por añadido, se ha descrito que, en países desarrollados, el uso excesivo de antibióticos, los cambios en la dieta y la eliminación de microorganismos ambientales pueden haber seleccionado una microbiota que carezca de la resistencia y la diversidad necesarias para establecer respuestas inmunitarias equilibradas. Esto es la llamada “teoría de la higiene”, la cual explica que el exceso de limpieza y la disminución en la exposición a bacterias a temprana edad, impide el correcto desarrollo de los mecanismos reguladores del sistema inmune, que previenen de las enfermedades autoinmunes, como las alergias.

Además, se hipotetiza que la microbiota pueda tener influencia en el comportamiento. Existe un número creciente de estudios en roedores de laboratorio que destacan los posibles papeles del microbioma intestinal en la modulación de la motivación y de las interacciones sociales. Por otro lado, también se ha visto que la microbiota puede influir en nuestro estado emocional. En un estudio, llevado a cabo por el equipo de Zeng en 2016, se trasplantó microbiota fecal de una persona deprimida a ratones gnotobióticos, y observaron que éstos comenzaron a mostrar un comportamiento de ansiedad y síntomas parecidos a la depresión, algo que no ocurría con los ratones gnotobióticos a los que se les había trasplantado microbiota de individuos saludables. Existen muchos más ejemplos de la importante función de la microbiota y muchas aplicaciones en el campo de la salud, siendo las más destacadas las terapias contra enfermedades basadas exclusivamente en el uso de probióticos y microorganismos naturales de nuestra propia microbiota, como los trasplantes fecales, aportando una alternativa a reducir el uso de antibióticos.

En conclusión, tenemos que ser conscientes de que portamos un universo de vida que nos protege como un perro guardián. Pero también necesita de nuestros cuidados, de ahí la importancia de una buena alimentación, hábitos saludables, vivir en un entorno con un medioambiente poco contaminado, y no abusar de medicamentos como los antibióticos, que pueden acabar con estas comunidades tan beneficiosas.

Finalmente, recomiendo ver este video divulgativo del canal de YouTube Kurzgesagt – In a Nutshell sobre el microbioma para aquellos que tengan más interés:


Y para los que queráis profundizar más, dejo a vuestra disposición un enlace a un documento en el que explico más detalladamente las relaciones que se establecen entre microorganismos y humanos:

Fuentes de consulta:
  • Belkaid, Y., & Hand, T. W. (2014). Role of the microbiota in immunity and inflammation. Cell, 157(1), 121-141.
  • G.L.S. (2018). Hallan pruebas de que las bacterias intestinales viven en el cerebro. Recuperado de https://www.abc.es/ciencia/abci-hallan-bacterias-intestinales-viviendo-dentro-cerebros-humanos-sanos-201811122133_noticia.html
  •  Icaza-Chavez, M. E. (2013). Microbiota intestinal en la salud y la enfermedad. Revista de Gastroenterología de México, 78(4), 240-248.
  • Kort, R., Caspers, M., van de Graaf, A., van Egmond, W., Keijser, B., & Roeselers, G. (2014). Shaping the oral microbiota through intimate kissing. Microbiome, 2(41), 1-8.
  • Kurzgesagt – In a Nutshell (2017). Cómo las bacterias gobiernan tú cuerpo - El Microbioma. Youtube, categoría: Formación. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=VzPD009qTN4
  • Stappenbeck, T. S., Hooper, L. V., & Gordon, J. I. (2002). Developmental regulation of intestinal angiogenesis by indigenous microbes via Paneth cells. Proceedings of the National Academy of Sciences, 99(24), 15451-15455.
  • Strachan, D. P. (1989). Hay fever, hygiene, and household size. British Medical Journal, 299(6710), 1259-1260.
  • Vuong, H. E., Yano, J. M., Fung, T. C., & Hsiao, E. Y. (2017). The microbiome and host behavior. Annual review of neuroscience, 40(1), 21-49.
  • Zheng, P., Zeng, B., Zhou, C., Liu, M., Fang, Z., Xu, X., Zeng, L., Chen, J., Fan, S., Du, X., Zhang, X., Yang, D., Yang, Y., Meng, H., Li, W., Melgiri, N. D., Licinio, J., Wei, H., & Xie, P. (2016). Gut microbiome remodeling induces depressive-like behaviors through a pathway mediated by the host’s metabolism. Molecular Psychiatry, 21(6), 786–796.

"Eres más microbio de lo que eres humano."
Rob Knight, profesor de la Universidad de California, San Diego.

7 comentarios

  1. ¿Está realmente demostrado que el nacimiento por cesárea afecta a la microbiota del recién nacido?

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    1. Sí, hay varios estudios que acreditan que existen diferencias significativas en las poblaciones bacterianas del intestino en aquellos niños nacidos en partos por cesárea y en partos por vía vaginal. Incluso algunos han descrito que los nacidos por cesárea son más propensos a padecer ciertas alergias debido a estas diferencias en la microbiota. Aunque se ha de matizar que el nacer por cesárea no significa que siempre vayas a tener un estado de salud peor que los nacidos por vía vaginal, como se ha mencionado en el artículo, la microbiota es muy dinámica y depende de muchos factores.

      En este link explican más en profundidad esta cuestión:
      https://www.elpartoesnuestro.es/blog/2016/06/27/cesarea-y-microbiota

      También dejo dos referencias: un artículos científicos que demuestran las diferencias existentes entre la microbiota de aquellos nacidos por vía vaginal y los nacidos por cesárea, y una revisión del tema (en inglés).

      -Biasucci, G., Benenati, B., Morelli, L., Bessi, E., & Boehm, G. (2008). Cesarean delivery may affect the early biodiversity of intestinal bacteria. The Journal of nutrition, 138(9), 1796S-1800S.

      -Neu, J., & Rushing, J. (2011). Cesarean versus vaginal delivery: long-term infant outcomes and the hygiene hypothesis. Clinics in perinatology, 38(2), 321-331.

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  2. Que interesante artículo, bastante bueno.

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  3. Uuuy!! que yuyu pensar en los bichos que tenemos dentro, y eso que soy un simbionte! Un saludo, Venom

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    1. ¡Venom! Te echábamos de menos por aquí. ¿Sabes que puedes dejar de poner anónimo y ya firmar con tu seudónimo?
      Se agradecen tus comentarios tan graciosos.

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    2. Que bien que se me echara de menos, me alegra saber que tengo un fandom.

      Venom

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